Dos historias sobre cómo en diferentes sitios se transforma la electricidad barata en bitcoines: Rene Chun en The Atlantic y Marcello Rossi en Al Jazeera cuentan que, en Venezuela, debido a la hiperinflación y el racionamiento de divisas, muchos venezolanos no se fían del bolívar «fuerte» ni tienen acceso a divisas. Por otro lado, la nacionalización de las empresas eléctricas permite que la electricidad resulte muy barata. En consecuencia, muchos dedican hardware a la minería de bitcoines o ether con los que importan mercancías escasas o simplemente ahorran en un activo deflacionario que consideran más estable que el bolívar. Aunque las criptomonedas no son ilegales, el gobierno ha actuado contra los mineros alegando robo de energía, fraude fiscal o blanqueo de dinero. Otro caso, según Zheping Huang y Joon Ian Wong de Quartz, es Ordos, una ciudad de la provincia china de Mongolia Interior, que ha visto como empresas dedicadas a producir bitcoines han tomado los locales abandonados tras la crisis de la minería del carbón para alojar su hardware, aprovechando los bajos precios de la electricidad basada en el carbón. Algunas utilizan la hidroelectricidad de Yunnán y Sichuán hasta que el hielo reduce la producción. Entonces, trasladan sus equipos hasta Mongolia Interior o Sinkiang. Mientras tanto, se ha intentado resolver los problemas de escalabilidad del bitcóin mediante varios cismas.

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