Al término de la primera evaluación, los alumnos de segundo de bachillerato, por clases y junto a su tutor, disfrutaron de un día de convivencia. Una mañana que rompía con la rutina diaria y que sirvió para profundizar un poco más en el conocimiento entre aquellos que cada mañana, desde apenas atreve a asomarse la luz del día, comparten la que es su jornada laboral.
Fue una experiencia muy grata de la que se sacaron muchas cosas positivas y que contribuyó en gran manera a crear el clima de familia que se respira y nos define.