El día 22 de Febrero, sobre las 11:00 horas, comenzó nuestro viaje por Europa: salimos de Madrid desde nuestro colegio (Salesianos Atocha) parando de camino en Burgos y San Sebastián para descansar. Apenas estuvimos unas pocas horas visitando esas ciudades pero nos encantaron. Nada más subir al bus apagamos los teléfonos móviles y nos despedimos de la comunicación hasta llegar a nuestro destino: París.
Tras toda la noche de viaje intentando descansar un poco llegamos a París sobre las 8 de la mañana del domingo, todo el cansancio y aburrimiento del bus mereció la pena. Nada más bajar del autocar vimos a pocos metros la Torre Eiffel, un enorme amasijo de hierros, bastante imponente.
Unos subimos hasta su cima en el ascensor y otros más valientes fueron andando por las escaleras que parecían no tener fin vistas desde abajo. Al llegar al tercer piso hicimos unas fotografías bastante bonitas en la que se observaba todo París
El resto del día lo tuvimos libre, mis amigos y yo nos recorrimos todo París, visitamos desde los palacios grande y pequeño, el museo de Orsay, el arco del triunfo, al que llegamos caminando por los Campos Elíseos, una calle muy comercial de París, donde sólo pueden comprar algo los más adinerados, los Inválidos (donde está la tumba de Napoleón y de su hermano José I), hasta la plaza de la Concordia. Además, nos encontramos con el famoso puente de los enamorados, los cuales ponen un candado para “afianzar” su amor. (Dicho puente sale reflejado en la obra “Tengo ganas de ti” del autor Federico Moccia).
Nuestro tercer día de viaje comenzó con la visita al Sacre Coeur, una enorme basílica, con unas vistas preciosas de la ciudad. Bajando por una calle con multitud de puestos donde compramos souvenirs de París nos esperaba el bus para hacernos una visita panorámica de la ciudad y más tarde dejarnos en el Louvre, uno de los mejores museos del mundo. Al no tener mucho tiempo, tras comprobar que el museo era enorme y al tener tantas cosas que visitar en París fuimos directos a ver lo más importante: La zona del antiguo Egipto, la Venus de Milo, la Mona Lisa, el cuadro de la coronación de Napoleón…
A continuación, fuimos a ver la catedral de Notre Dame (muy conocida porque la película de Disney “El jorobado de Notre Dame” se ambientó en esta iglesia y en su historia) aunque cabe destacar que en la película aumentan un poco su tamaño ya que en la realidad no es tan grande como nos imaginábamos. De esta iglesia cabe destacar sus gárgolas, sus rosetones, las bóvedas y sus enormes torres.
El cuarto día de viaje, consistió en la visita al parque temático de Disneyland, después de los paseos agotadores por París, nos apetecía algo diferente. Este lugar está ambientado en las películas de Disney, las cuales pudimos recordar con nostalgia en cada atracción en la que nos montamos, aunque para ello hubiese que esperar 75 minutos de cola. Sin duda ese día fue uno de los mejores del viaje en el que, aunque afónicos de tanto gritar, nos reímos bastante.
El quinto día dijimos adiós a París y retomamos nuestro viaje por Europa hasta llegar a Brujas. Brujas es una ciudad con mucho encanto, su plaza central es preciosa, y sus calles, con canales, muy curiosas. En conclusión, Brujas es un sitio en el que da gusto pasear y perderse por sus calles. Por la tarde, volvimos al bus, el cual nos llevó al hotel de Amsterdam (Novotel) en el que disfrutamos de una buena cena y en el cual pasamos la noche después de salir un poco por la noche por Amsterdam. Este hotel era de lejos mucho más lujoso y grande que el de París y esto sin duda fue un punto a favor para Amsterdam.
El sexto día consistió en una visita a la ciudad de Amsterdam: sus canales, sus calles, la casa de Ana Frank, la Plaza central, la estación central, y también pudimos conocer, aunque sólo desde fuera, otros de los atractivos de la ciudad, los coffee shops, el barrio rojo…
El séptimo día unos fuimos a ver el campo de fútbol del Ajax (el Amsterdam Arena) un campo relativamente nuevo (18 años) con un aforo de 53.000 espectadores, un largo de 105m y ancho de 68m, un poco más pequeño de lo normal. Y otros fueron a dar el último paseo por los canales de Amsterdam ya que a continuación el autocar nos recogió para irnos derechos a Volendam, un pueblo costero, por debajo del nivel del mar, con unas casas de dos pisos como máximo, y muy bonitas. Seguidamente fuimos a una fábrica de quesos, donde nos enseñaron cómo los fabrica, y nos dieron a probar algunos de los productos que hacen, con la posibilidad de comprarlos.
En el séptimo y último día, fuimos a Bruselas, lo primero que vimos fue el Atomium, una escultura enorme consistente en un átomo de hierro que representa la fortaleza y el progreso. A continuación, fuimos a ver la ciudad de Bruselas, la plaza central, y el Maneken Pis (el cual en líneas generales nos decepcionó bastante, por su escaso tamaño y sus vestimentas). De Bruselas cabe destacar las tiendas de gofres (muy muy buenos) y de chocolate (muy muy bueno también).
Después de unas cuantas horas haciendo tiempo en Bruselas para coger el avión destino a Madrid, el bus nos recogió y nos llevó camino del aeropuerto, donde cogimos nuestro avión. La vuelta a Madrid se hizo bastante corta y sin problemas.
Y hasta aquí nuestro viaje de fin de curso, muy agotador, pero súper interesante y divertido. Sin ninguna duda repetiríamos otra vez.
Natalia Sanz y Adrián Prieto, alumnos de 2ºE